Reproducimos seguidamente un buen artículo del camarada Sergio, que muestra la situación actual del gobierno y régimen político y la necesidad de una salida alternativa…
Sergio Sánchez Sanz. Elcomun.es
El colapso político según San Jerónimo.
Cada información que sale publicada y que afecta al sistema político y económico español, al Gobierno y a la formación política que mejor expone la ideología hegemónica de los nuevos tiempos, es más grave que la anterior. Quienes tenemos conciencia del panorama que se despliega ante nosotros no podemos sentirnos más que abatidos en medio de uno de los mayores escándalos de corrupción que hemos visto en muchos años y, sobre todo, ante las nulas perspectivas que se otean en el horizonte como salida política a esta crisis de régimen político – cuya espina dorsal es la corrupción – irresoluble, del mismo modo que no es posible que exista la playa sin el agua bañando su arena.
San Jerónimo, quien da nombre a la calle donde se ubica el Congreso de los Diputados, se condenó a sí mismo al ostracismo en el desierto sirio de Quinnasirn para vivir una vida de ascetismo y en condena por sus pecados y dijo que por temor al infierno, se había impuesto una prisión en compañía de escorpiones y venados.
Purgar los pecados laicos de sus señorías y de sus corruptores, requiere de una acción mucho más compleja de la que llevó a cabo para sí San Jerónimo y, desde luego, el ejercicio de la política, no únicamente la que está circunscrita al redil parlamentario (que también), con audacia se vuelve fundamental en esta situación de descrédito justificado.
Sin embargo, el panorama redobla su crudeza cuando constatamos que todos los movimientos que se han dado en las últimas décadas en el seno de las organizaciones de izquierdas que, tiempo ha, atesoraban la capacidad de respuesta organizada y con una visión de clase precisa ante estas situaciones ha culminado en un punto de difícil retorno donde dicha izquierda ha hipotecado sus capacidades y todo su caudal ideológico a la acción de quienes no hace tanto departían con los personajes novelescos (de novela mala) que son los que han definido la vida de la política española y han mantenido a través de licitaciones públicas las acaudaladas cuentas de empresas cotizadas en el IBEX.
Me disculpará quien me entienda, pero la oportunidad que está pasando por delante de nuestros ojos es única. El partido que ha sustentado al Régimen del 78 incluso en los momentos más delicados, el partido que ha favorecido como nadie que cualquier zascandil americano o europeo metiese la cuchara en la soberanía nacional para ponerse las botas y hacer negocio, el partido que más furibundamente ha perseguido a todos aquellos que han supuesto un problema para los planes expoliadores del capital sobre España – como no pensar en tantas campañas de desprestigio sufridas por el PCE o Izquierda Unida – el partido encargado de apesebrar a líderes sindicales (muy bien dispuestos a ello), a tiralevitas ansiosos de que sus posaderas tengan forma de sillón ministerial, aunque ello suponga mercadear con las fuerzas y las ideas de miles de personas, de décadas de historia… Ese partido hoy sufre su mayor crisis.
Quienes tenemos la razón de nuestra parte no podemos seguir merendándonos los intestinos de nuestros semejantes en lugar de mandar al desierto, en compañía de escorpiones y venados, a este sistema que hoy nos abochorna con su sordidez. Es necesario seguir poniendo a disposición de lo colectivo lo mejor de nosotros, más hoy que mañana, sea ese mañana nuestro o de otros.