Como señala Alejandro Solís desde El Salto, tras el apagón en la Península Ibérica la semana pasada, la situación política institucional vuelve a la normalidad de los últimos meses, presidida por un Gobierno de coalición, tanto por la parte del PSOE como Sumar, cada vez más cuestionado; un PP que vence, pero no convence; un Vox robusto, pero estático; y una “izquierda alternativa” -autodenominada así- con graves fracturas.
Como siempre, esto NO es lo que muestran los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundido recientemente por la prensa. Para tener una visión más realista de la situación, hay que realizar una cocina alternativa de las tripas de este barómetro del CIS y considerar sus datos en bruto. De este modo, la supuesta victoria socialista sobre el PP deja de ser tal y aparecen también otros aspectos del resto de fuerzas políticas.
En efecto, sin “cocinar”, los datos del CIS muestran que en el último mes, los votantes del PP de Feijóo han recuperado su confianza por las siglas, que no por su líder, pasando del 30% —su peor valor desde el 23J— hasta el 32,6%, lo que los sitúa en los valores en los que se venían moviendo desde hace unos meses. Por su parte VOX, aunque retrocede, sigue por encima de su resultado de las últimas elecciones, con medio millón de votantes más. De este modo, con más de 180 escaños, la posibilidad de un próximo gobierno derechista se sigue afianzando, conforme la actual coalición del PSOE-Sumar amplia sus desencuentros y recibe la creciente presión directa desde las calles y plazas, a propósito de cuestiones tan graves como la guerra y los recortes sociales…
En este mismo escenario, igualmente hay que destacar que Sumar y Podemos se encuentran en una situación cada vez dramática. Como señala Alejandro Solís: “aunque hay quienes sólo se centran en la distancia entre ambos deseando que llegue el momento de que Podemos dé el sorpasso a Sumar —si es que esto podría realmente ocurrir—, se está pasando por alto una dinámica destructiva”. Porque cuando Sumar pierde medio punto, Podemos no gana medio punto, y viceversa. Lo que uno pierde, no lo gana el otro. No se está produciendo un trasvase de votos. En el 23J, Sumar reunió a 3 millones de votantes, por lo que esta disputa estaría provocando la pérdida de medio millón de votantes que, previsiblemente, se encontrarían en la abstención. Y, más aún, con la hipótesis de las tres papeletas sobrevolando (Sumar / IU-PCE / Podemos).
Frente a estas estimaciones electorales y electoralistas, la realidad que se sigue imponiendo en la sociedad actual es la falta de un referente político alternativo de la clase trabajadora…