Balance del 27S: hay que ir más allá. ¡Por una jornada de lucha a nivel europeo!

Marcha del 27S por Palestina en Andalucía

Roberto Zocato. Comunistasrevolucionarios.org

Durante un año hemos sido testigos de la masacre del pueblo palestino mientras que los gobiernos occidentales envían armas a Israel y permiten continuar con la matanza de hombres, mujeres y niños inocentes por decenas de miles. Frente a esto, la clase obrera y la juventud del mundo han salido una y otra vez en protestas, manifestaciones y  acampadas para decir ¡basta ya! Las masas no quieren ver la continuidad de este conflicto y presionan a los gobiernos imperialistas que aprovechan para sacar beneficios del sufrimiento palestino.  

Como próximo paso en la movilización, el sindicato CGT convocó una jornada de lucha en todo el país el 27 de septiembre con la consigna “¡Por la redistribución del gasto público, invirtamos en vida y no en armas!”. Nosotros, desde la OCR, apoyamos esta convocatoria, saludamos la iniciativa de haberla convocado de forma unitaria a nivel estatal y participamos. Hubo una respuesta positiva de la capa de activistas, grupos propalestinos, los estudiantes y los obreros de CGT y otros sindicatos minoritarios. Fue necesario volver a la calle y reivindicar la lucha, y más aún con la expansión del conflicto en el Oriente Medio. Sin embargo, tenemos unas consideraciones y críticas que queremos plantear como balance de la jornada. 

La CGT convocó una asamblea abierta a los sindicatos minoritarios, estudiantes de las acampadas y organizaciones propalestinas, al final de la primavera, donde se aprobó convocar una huelga general. Sin embargo, no quiso convocar la huelga en aquel momento sino aplazarla hasta el otoño por los motivos principales de una falta de tiempo para planificar y por falta de fuerzas. Está bien reconocer cuando no tienes las fuerzas ni el tiempo porque una huelga general no es nada simple. Requiere un alto nivel de planificación durante meses con asambleas en las empresas y múltiples sectores de la economía de forma coordinada. Implica convencer a la más amplia capa posible de obreros de arriesgar la pérdida de su trabajo u otro tipo de consecuencias graves por parte de la patronal si la huelga no sale bien. Como mínimo pierden un día de salario, dinero del que no pueden prescindir fácilmente. Entonces, los trabajadores necesitan garantías de que saldrán fortalecidos de la huelga general. 

Sin embargo, más allá de la huelga general, se perdió una oportunidad en la primavera de haber tenido mayor impacto. El movimiento de las acampadas estaba en su punto álgido y tenía una presencia a nivel estatal. Lamentablemente, la mayoría de los dirigentes y movimientos estudiantiles que estaban a la cabeza de las acampadas antes del verano, no mostraron interés ni iniciativas para salir de los campus y dirigirse a los trabajadores (a pesar de que obreros visitaron las acampadas para invitarles a hacerlo): a las fábricas, empresas con vínculos con Israel, barrios, puertos y polígonos industriales, para hacerles  un llamamiento a la lucha contra el genocidio en Gaza y la implicación del capital y del gobierno español. La CGT podía haber construido este puente entre estudiantes y obreros. Por su parte, la dirección confederal de la CGT no hizo ningún llamamiento serio y público a las direcciones de UGT, CCOO, CIG (en Galicia) y LAB y ELA (en Euskadi), para que se unieran a su iniciativa, ya que sin la participación de todas estas centrales sindicales es imposible organizar una huelga general seria que merezca ese nombre. 

Para que una huelga general funcione hace falta una base de masas. Además, siendo la reivindicación principal la solidaridad con Palestina significa que la huelga tiene un carácter político. Esto va más allá de la lucha cotidiana por mejores condiciones laborales y, por ende, requiere un nivel de conciencia política muy alta por parte de los trabajadores, lo cual requiere más convencimiento y planificación aún para asegurar su éxito. Una huelga general contra la guerra en el momento álgido de las acampadas en mayo hubiera tenido una respuesta entusiasta por parte de los estudiantes. La unión entre obreros y estudiantes hubiera causado pánico en la clase dominante y expandido el alcance limitado de la lucha en el campus. En ausencia de esto, el efecto es el contrario.

Al menos, CGT podía haber convocado asambleas y reuniones de trabajadores, antes del verano, para votar mociones a favor de esta huelga general como una manera de presionar y exponer a las direcciones de los demás sindicatos si se negaban a secundar la iniciativa. Se podía haber apelado a las bases de los demás sindicatos para organizarse, formar comités propalestina en sus empresasy puestos de trabajo, sobre todo en las compañías implicadas directamente en el comercio con Israel. Ya hemos visto ejemplos del espíritu de resistencia en los estibadores de los puertos españoles y en otros países, bloqueando las naves cargadas con armas para Israel o Arabia Saudí. Estos ejemplos demuestran que las ganas de luchar están presentes y que la clase obrera es capaz de parar la guerra, solo hace falta determinación por parte de sus direcciones.

En lugar de reconocer honestamente su debilidad y la imposibilidad de convocar en solitario una huelga general, la dirección de CGT de manera algo frívola siguió agitando con la consigna de la huelga general durante meses, hasta hace muy pocas semanas, generando expectativas entre la capa activa del movimiento estudiantil para, al final, frustrar sus esperanzas de desatar un movimiento potente contra la guerra en el Estado español. Al final, sin explicaciones públicas claras, se cambió la consigna de la huelga general por la más sensata y razonable, dadas las circunstancias, de una jornada de lucha, con manifestaciones. 

Pero tampoco se ha hecho el trabajo preparativo suficiente para convocar siquiera esa jornada de lucha. No se ha repartido propaganda en los polígonos industriales; no se ha visitado los barrios obreros para difundir la lucha y convocar asambleas vecinales; no han flexionado sus músculos en los sectores donde la CGT tiene un mayor peso para convocar luchas sectoriales. Ha habido mención de piquetes informativos en los puertos de donde envían armas a Israel y algunas actividades aisladas en las semanas previas por parte de otras organizaciones y sindicatos radicales. Pero la principal actividad de preparación ha sido la difusión de carteles y agitación en las redes sociales. Se nota una cierta desconexión entre los activistas y las masas obreras. Pese a todo, percibimos en las últimas semanas antes del 27S más ánimo, con el anuncio de manifestaciones en muchas ciudades. Desde la OCR agitamos y apoyamos en todas donde tuvimos presencia. Se vieron miles o decenas de miles de manifestantes en múltiples ciudades y ha servido por lo menos como el pistoletazo del reinicio de la lucha después del verano.

En lo que respecta al manifiesto de la CGT y demás organizaciones convocantes para 27S, no se hizo ninguna mención al imperialismo occidental, que es realmente el principal culpable del genocidio, ya que sin su apoyo en dinero y armamento, Israel no podría continuar un solo día con sus acciones criminales. El manifiesto sólo se enfocó en el gobierno español en sus críticas, lo cual vemos como un marco nacional limitado e insuficiente. Se exigió, correctamente, la ruptura de relaciones comerciales del gobierno con Israel, pero no se mencionó a las empresas privadas españolas que están beneficiándose de este derramamiento de sangre. Correctamente, sí se hacía referencia al importante al gasto militar frente al gasto social en sanidad y educación con la consigna mencionada arriba. Nosotros decimos más: ¡Por la expropiación de los capitalistas para poner fin a la guerra y poner la sanidad y educación bajo control obrero democrático! 

Como detalle adicional, y ya visto en retrospectiva, ya que se aplazó la jornada de lucha al otoño, quizás hubiera sido más racional organizarla conjuntamente con BDS, Samidoun y los demás grupos propalestinos para coincidir con el aniversario del inicio del último ataque contra Gaza el 7 de octubre, este fin de semana, donde hay convocada manifestaciones y diversas actividades. No haberlo hecho ha mostrado la debilidad de la coordinación y la difusión de las fuerzas para golpear todos juntos en el mismo punto. El movimiento sufre como consecuencia.

La jornada de lucha al final no logró alcanzar su impacto potencial. La responsabilidad última descansa en el boicot a la lucha de las direcciones de UGT y CCOO, principalmente, en la hipocresía calculada  del gobierno supuestamente progresista de Sánchez, que sigue comprando y vendiendo armas a Israel, y en los partidos supuestamente a la izquierda del PSOE: SUMAR y Podemos, que no han hecho ningún llamamiento a movilizarse para el 27S. Tampoco hubo una huelga estudiantil por parte del Sindicato de Estudiantes para volver a animar a la juventud a abandonar sus clases y salir a la calle durante el día del viernes pasado.

Como hemos dejado claro, pese a nuestras críticas y valoraciones, apoyamos esta convocatoria y participamos. Pero hay que ir más allá para avanzar en la lucha por una Palestina libre. Más allá de las fronteras del Estado español, sabemos perfectamente que el gobierno de aquí no es el único culpable, sino que toda la UE está implicada en sostener al Estado israelí. De hecho, después de EEUU, la UE es el principal apoyo que permite a Israel continuar con el genocidio. Si logramos frenar la producción y envío de armas del Estado español a Israel no será suficiente para frenar la guerra. Entonces, lo que se necesita es convocar y coordinar una jornada de lucha a nivel europeo. Todos los sindicatos principales y los grupos propalestinos europeos tendrían que convocar asambleas locales para construir una asamblea intereuropea con delegados de cada grupo convocante para acordar las consignas y una fecha y luego coordinar la agitación para asegurar su mayor apoyo. Si toda la clase obrera europea se levantara en rechazo total a nuestros respectivos gobiernos, cuyas políticas cómplices con el sionismo condenan decenas de miles de palestinos a la muerte, enviaremos un mensaje muy potente de que la clase obrera tiene el poder para frenar este conflicto y derrumbar el sistema capitalista que es la fuente de todo este sufrimiento.

No hay guerra sin capitalismo. ¡Si quieres la paz lucha por el comunismo! 

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