Termina una semana compleja y con nuevos cambios, añadidos a los desastres y crisis de las precedentes. En el panorama internacional, la escalada guerrerista del imperialismo alcanzó nuevas cotas, por la utilización del régimen de Zelensky de proyectiles contra Rusia que esta no tardó en contestar, y por la ampliación del frente sionista en oriente medio, que también ha coincidido con el pronunciamiento de la “Justicia internacional” contra Netanyahu (y Hamás, ojo). Escaladas que la Unión Europea sigue sustentando de diverso modo desde los gobiernos de turno, llegando en algunos casos a desarrollar campañas de preparación a la población para la guerra.
En el ámbito más próximo, la actualidad también ha venido cargada. Mientras la agenda institucional sigue dilatando la decisión de si el débil gobierno del PSOE-Sumar podrá aprobar los presupuestos para el 2025 o bien continuar los prorrogados del 2023 (y convocar elecciones), al tiempo que continua la habitual propaganda de medidas de “escudo social” con abiertos flecos (inmigración, ayudas, laboral, pensiones…). Por su parte, la calle sigue incrementando las movilizaciones, como en el caso de la sanidad pública, la convocatoria del 25 N contra la violencia machista, las manifestaciones en Valencia exigiendo responsabilidades por la DANA o la convocatoria de solidaridad con Palestina. E igualmente, nos hacemos eco de la constitución en Madrid de una sección de la internacional antifascista y de un seminario de la FIM sobre marxismo-leninismo y emancipación de la mujer.
Capítulo especial merece la situación de Valencia tras la Dana, por eso en la web se incluyen propuestas relativas a la actuación municipal (Moción tipo para ayuntamientos), la vivienda o el medio ambiente, así como el llamado a constituir Brigadas Solidarias.
El espacio reservado a Debates incluye, finalmente, cuatro reflexiones sobre la nueva presidencia de Trump en EEUU, la crisis de misiles con Rusia auspiciada por el presidente saliente Biden y, como no, el día después de la DANA: el peligro de un estado fallido y la necesidad de reconstruir la solidaridad como clase trabajadora.
Un último apunte todavía no publicado aun en la web que anticipamos, incluyendo además la “foto del delito”, viene del significativo episodio sucedido hace 7 años, cuando los municipios “progresistas” de l’Horta Sud (y la Generalitat Valenciana, botánica) exigieron al ministerio de Medio Ambiente la retirada del reglamento sobre zonas inundables que se acababa de publicar. La razón esgrimida fue que podría tener “consecuencias muy graves para el desarrollo urbano y económico” de sus poblaciones. Escenario, por cierto, que viví en primera persona y puedo acreditar en calidad de ex concejal en la oposición de uno de los municipios afectados.
En suma, la necesidad de articular una alternativa al actual régimen del 78 resulta cada día más perentoria, siendo la única vía la movilización y la organización de los trabajadores y los pueblos…